martes, 13 de enero de 2009

REPORTAJE:LA VIDA EN "EL SAMARITANO"



Se trata de la primera residencia asistida que hubo en la provincia de Málaga y aplica un sistema de gestión basado en "velar en todo momento por la calidad y la dignidad" de las personas mayores

Es la primera residencia asistida para personas mayores que hubo en la provincia de Málaga y pertenece a Cáritas Diocesana. Recientemente ha ampliado sus plazas y presume de tener un modelo de trabajo ejemplar del que dan fe sus residentes y que consiste en "velar en todo momento por la calidad y la dignidad de los usuarios".

"Aquí las personas mayores son reyes. Es la mejor residencia de Málaga. El trato del personal es exquisito, desde el primero hasta el último", reseña Salwa, de 65 años, que vive en ´El Buen Samaritano´ desde hace varios meses, donde además le proporcionan los cuidados médicos necesarios para la curación de una de sus piernas.
Se trata de una peculiar y gran familia que ha abierto de par en par sus puertas a La Opinión de Málaga. Los mayores que habitan entre estas paredes arrastran en muchos casos duras historias. Es una residencia para grandes dependientes y la mitad padece alzheimer o algún tipo de demencia, explica el director del centro, Patricio Fuentes.

Aunque las circunstancias personales de cada uno son variadas, Cáritas centra su labor en acoger al más débil, aquél que no tiene familia o ésta presenta importantes problemas o aquellos que no tienen recursos. Ancianas con la mayoría de sus hijos en la cárcel, un mayor que ha vivido en condiciones extremas de dureza, otra persona que ha estado veinte años en la calle o incluso una mujer que entró en la residencia con la mordedura de una rata en la cara, fruto de la situación que padecía.

Escalofriantes historias y un tortuoso pasado que el personal de Cáritas intenta borrar para siempre de sus recuerdos proporcionándoles la mejor medicina que conocen: el cariño, la comprensión, el cuidado, el respeto, la delicadeza y una continua atención personalizada. Todos los habitantes de ´El Buen Samaritano´ tienen nombre y apellidos para cada uno de los miembros que componen el personal.

Reciben atención médica y realizan múltiples actividades de entretenimiento como culturales y de animación o salidas a la calle y, también, enfocadas a la salud, como fisioterapia o terapia psicológica, comenta el responsable del centro.
Actualmente se encargan de estas tareas un equipo de 50 profesionales, que se verá aumentado en 30 más en las próximas semanas cuando entren en funcionamiento las 40 nuevas plazas de internos, fruto de la reciente ampliación del centro.

La ampliación.

Actualmente tienen 90 plazas (60 residenciales y 30 de Unidad de Estancia Diurna) y próximamente se añadirán estas 40 residenciales más, alcanzando las 130 en total. En estos 4.000 nuevos metros cuadrados construidos se han levantado nuevas habitaciones, salas de terapia, salas de estar, una capilla, una cafetería, un salón de actos y un velatorio. Los cuatro millones de euros de esta obra han sido financiados por el Gobierno (570.000 euros) y el Ayuntamiento de Málaga (140.000 euros), pero la gran mayoría de la cuantía ha sido sufragada por la Iglesia. "Le hemos pedido dos millones de euros a Unicaja y el resto de fondos propios", indica Patricio Fuentes, que comenta además que atraviesan dificultades económicas para pagar el préstamo y que de hecho algunas zonas no se han podido equipar por falta de dinero.

Los inquilinos.

El 85% de los habitantes de esta gran casa son mujeres, frente al 15% de los hombres. Curiosamente, en la actualidad hay cuatro personas con más de cien años. Una de ellas es Visitación, que atesora la nada despreciable experiencia de 104 años vividos.

Al ser pregunta por su secreto de longevidad, esta amable anciana asegura entre risas que no tiene ninguno, pero a fuerzas de insistir confiesa que ha tenido una buena alimentación y ha comido "muy buenos tomates". Además de las actividades de ocio que desarrollan en este hogar también colaboran en la medida de sus posibilidades con el mantenimiento y la actividad cotidiana de ´El Buen Samaritano´. Es el caso de Rafaela Urdiales, de 82 años, que es voluntaria de la cocina y sacristana de la capilla. "El 12 de julio hice aquí seis años y estoy de maravilla. Me gusta muchísimo estar aquí", confiesa.

También hay lugar para la creatividad y las manualidades en este centro.Muestra de ello son los pequeños sombreros de verdiales que con gusto y constancia realiza artesanalmente Teresa Rodríguez, de 86 años. "Algunos los vendo y otros los regalo. Hace ya once años que estoy en la residencia y estoy muy bien", comenta la además presidenta de los residentes.

La jornada.

El día comienza a las 8.30 horas para este centenar de residentes. Tras el desayuno inician las labores de aseo que en la mayoría de los casos, al ser grandes dependientes, tienen que hacerse con asistencia. De 11.00 a 13.00 horas realizan diferentes tipos de terapias y de talleres cada día. Comen y descansan para, a partir de las 16.00 horas y hasta las 18.00, retomar las actividades. A las 20.00 horas cenan y de 21.30 a 22.00 horas aproximadamente se acuestan.

Reciben todo tipo de atención médica y han de abonar el 75% de su pensión, aquel que la tenga. "Este dinero no cubre prácticamente nada, sólo el 20% del coste del centro", dice Fuentes. "Hasta la Ley de Dependencia, que ha cambiado el panorama existente, teníamos 800 personas en lista de espera para entrar. Éramos la residencia con mayor lista de espera de Andalucía. Fue ante esta necesidad por lo que decidimos realizar la ampliación", explica.

La comida también está personalizada y está visada por el personal sanitario. Diabéticos, hipertensos... cada uno ha de ingerir los alimentos adecuados.
Son los particulares habitantes de ´El Buen samaritano´ que pasan los últimos años de sus destinos atendidos por el personal contratado para esta residencia por Cáritas. Aquí encuentran todo el cariño y todas las comodidades, según indica por ejemplo Isabel Royán, de 85 años.

Este es tan sólo uno de los recursos residenciales de Cáritas, que suma además el hogar Pozo Dulce para personas sin techo, el centro Colichet para enfermos terminales de sida, los pisos tutelados para mayores sin recursos de Tomás de Cózar, la casa de reinserción para presos de Nuestra Señora de la Merced y los pisos de inmigrantes. Una red que funciona gracias a la colaboración y las aportaciones económicas que realizan los malagueños.

No hay comentarios: