Gracias a mi amigo y antiguo compañero del IES Ramon Llull de Palma de Mallorca y asiduo colaborador de la prensa balear, Emili Gené, he tenido conocimiento de que los creacionistas han atribuido finamente el fenómeno del calentamiento global a la combustión de las almas pecadoras que abarrotan el infierno a más no poder. Como todos ustedes saben, la Tierra es un disco plano y estático por el que pululan las mismas especies de seres vivos desde tiempos de Matusalén Maricastaña o Jordi Hurtado, según les plazca, y el infierno se encuentra debajo de nuestro amado disco, recalentándonos los juanetes. Olvídense definitivamente del “efecto invernadero”, expresión que debió inventar algún envidioso con inquina hacia Al-Ándalus, para dar mala prensa a la agricultura almeriense. Es una lástima, porque el fracaso de la cumbre de Copenhague sobre cambio climático y los raquíticos acuerdos de Cancún de hace años parecen haber convencido a los antiguos “negacionistas” (los que decían que todo era un cuento de histéricos ecologistas) de que lo mejor es la “adaptación”: adaptarse al cambio climático, vendiendo a los países pobres los medios para hacer menguar los efectos catastróficos que nos tiene reservado el futuro inmediato. Ahora resulta que el Creacionismo va a impedir a las transnacionales de la biotecnología hacer su agosto, aunque estemos en julio. Las almas pecadoras nos han condenado a un nuevo efecto, solidarizándose con el mártir San Lorenzo y el sobrenombre con el que es conocido el pueblo de Écija, lugar donde nació mi abuela Araceli. Señoras y señores, estamos ante el contrastado “efecto sartén”.
Sin saberlo, mi amigo Emili me ha inspirado también lo que
sigue. Me entero por las trastiendas del ciberespacio que la Conselleria
d’Educació de les Illes Balears ha aceptado finalmente la dimisión de
directores como Emili Gené, quien llevaba diez años en el cargo, en un momento
en el que reina la confusión y la crispación, como consecuencia de los palos de
ciego de un gobierno errático, que ha sido capaz de poner en pie de guerra a
toda la Comunidad Educativa y sacar de quicio a la ciudadanía. Y es que yo
también tuve, en su día, el privilegio de poder dimitir (algo a lo que no
acaban de aficionarse los políticos corruptos o, simplemente, los malos
gestores de lo público cuando nos enteramos fehacientemente de la naturaleza de
sus tropelías, especímenes cuyas almas pecadoras agravarán el calentamiento
global del que les hablaba al principio, según los creacionistas). Les dejo
aquí mi carta de dimisión del 1 de septiembre de 1998, mi petición razonada de
cese como Secretario, al entonces Director del IES Jacaranda. Aclaré entonces,
en otra carta, al Ilmo. Sr. Delegado Provincial que no había nada detrás de
aquella decisión, largamente madurada, sino la voluntad de recuperar mi propia
identidad como educador, lejos de los compromisos y retos de la función
directiva, con el firme propósito de reconquistar, gracias a ello, mi libertad
y autonomía como individuo. Para la ocasión, me permití la licencia de plagiar
abiertamente a Miguel de Cervantes, quien no se podía levantar de la tumba para
llevarme a los tribunales, ni protestar por la felonía de mi ardid literario.
Les confieso que disfruté imaginándome convertido en un Sancho Panza de finales
del siglo XX, despidiéndome de la Ínsula Barataria, harto de bregar con los
sinsabores del gobierno, la administración y la gestión de lo público. Saquen
ustedes las conclusiones. Les dejo con mi carta.
Abrid camino vuesa merced, y dejadme volver a mi antigua
libertad: dejadme que vaya a buscar la vida pasada, para que me resucite de
esta muerte presente. Yo no nací para ser gobernador ni directivo, ni para
defender centros docentes de sus ora pedagógicos, ora antipedagógicos enemigos
que quisieran acometerlos. Mejor se me entiende a mí de facer nobles discursos
de materia filosófica y de compartir cuestiones tan enjundiosas que a más de
uno han hecho perder el seso, con zagalas y zagales que a ello se aprestan con
mayor o menor destreza y a los que siempre una sonrisa deseo arrancar de sus
adolescentes rostros, que de dar leyes ni de cultivar el arte de la
organización y buen funcionamiento de un Instituto, que tanto conoce su
excelencia. Bien se está San Pedro en Roma: quiero decir que bien se está cada
uno el oficio para que fue nacido. Mejor me está a mí una tiza en la mano que
un libro de actas o un sello de compulsas; y más quiero los desvelos del
docente a secas, y arroparme con los argumentos del librepensamiento y hasta
del libertinaje, que acostarme con la sujeción del gobierno y el tedioso
recuerdo de reuniones de órganos colegiados y de artículos del BOJA, aunque
ello significare reposar entre sábanas de holanda y vestirme de martas
cebollinas. Vuesa merced se quede con Dios o con el ente metafísico que le
plazca y diga al Delegado Provincial mi señor que desnudo nací, desnudo me
hallo: ni pierdo ni gano: quiero decir que muchas cosas aprendí, mas no pocas
aturdieron mi intelecto con labores que no convienen de natural a mi persona.
Aquí tenéis por todo ello mi renuncia, por escrito, al cargo de Secretario y
Escriba del I.E.S “Jacaranda”, en Churriana-Málaga, a uno de septiembre de
1998.
Rafael Guardiola
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