Fue mandada a construir por el churrianero Antonio Navajas Ruiz
Antonio Navajas dedicó su intensa actividad profesional al cultivo de la caña de azúcar, un negocio arraigado en buena parte de las parcelas del Marqués de Larios, ocupadas en la actualidad por el aeropuerto. Navajas amasó una pequeña fortuna en poco tiempo y dedicó aquel dinero a materializar uno de sus grandes sueños: construir una casa cerca del mar. Adquirió una finca vacía y encargó la realización de un palacete de estilo neomudéjar, un movimiento artístico y arquitectónico muy popular a comienzos del siglo XX. En 1925 ordenó la edificación del inmueble, conocido como la Casa de los Navajas y con características similares a otros levantados en aquella época, como la sede del Rectorado de la Universidad de Málaga o el mercado de Salamanca en El Molinillo.
El interior del edificio, patrimonio municipal desde hace más de quince años, ha sido remodelado para crear una sala amplia y ejecutar obras de fijación de las vigas de los techos, que presentaban un grave deterioro. El alcalde del municipio, Pedro Fernández Montes, que presidió la inauguración del palacete ayer por la tarde, destacó que los trabajos llevados a cabo «han requerido el uso de materiales de construcción que prácticamente ya no existen, por lo que ha habido que buscarlos y tratarlos de modo artesanal». La casa cuenta con dos plantas; la primera albergaba un amplio vestíbulo y varias habitaciones, y la segunda fue concebida como un mirador, con una amplia estancia y dos torres que permiten divisar el litoral malagueño.
Las visitas a la Casa de los Navajas tendrán un precio de dos euros, salvo para pensionistas, jubilados y menores de 12 años, que podrán acceder de forma gratuita. Durante las dos próximas semanas, casi un siglo después de su construcción, el palacete abrirá sus puertas sin ningún tipo de coste.
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