Bárbara está nerviosa por el gran número de personas y animales que se arremolinan a su alrededor y no para de dar vueltas sobre los hombros de Juan Salas, su propietario. Este pequeño coatí, un mamífero de la familia de los mapaches originario de Sudamérica puso la nota de color a las puertas de la iglesia de nuestra barriada, que,ayer como cada 17 de enero desde que el sacerdote Francisco Ruiz Salinas es cura parroco, congregó a decenas de mascotas malagueñas para recibir la bendición del patrón de los animales, San Antón.
Entre ladridos, saludos de reencuentro, cámaras de fotos y corrillos en torno a los ejemplares más llamativos, perros, gatos, pájaros, tortugas, conejos y demás animales de compañía se agolpaban poco antes de las 18.00 horas frente al templo a la espera de la salida del sacerdote.
«Lo hemos traído para que se vea algo diferente, que son siempre perros y gatos», dice Juan Salas, con su coatí enroscado al cuello. «Me la regalaron ya adulta porque la anterior dueña no podía cuidarla, pero es nacida aquí, en cautividad», explica.
En un lateral de la iglesia, la familia Molina Millán se afana por mantener tranquilo a Brandon, un precioso perro de pura raza chow chow de un año que parece un cachorro de león. «Teníamos ganas de venir a que lo bendiga el santo, para que tenga salud... Y para que sea un poco menos revoltoso», sonríen los orgullosos propietarios. El perro fue un regalo del marido a su mujer. «Y ahí está, cada día más bonito», recalca Francisco Molina.
Mari Carmen Sánchez y Fernando del Salto, se han acercado hasta el templo con su perrita Boli -«porque de pequeña era una bolita»- para que tenga salud. «Es muy cariñosa, se va con todo el mundo», destacan sus dueños.
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