Se nos ha ido tu sonrisa. Se nos ha ido el ejemplo de tus
ganas de vivir y de un hombre cariñoso, afable y valiente ante la adversidad, y
aunque suene a tópico, buen hijo, padre y mejor marido. Hasta hace bien poco
confiaste en tu curación, estuviste luchando hasta el final como solo los
valientes saben hacerlo pero esta terrible enfermedad inapelable y traicionera
te ha ganado la partida, te ha arrancado del lado de tus seres queridos.
Has sido querido no solo por tus familiares y amigos sino
también por tus conocidos; querido y respetado. Y ese respeto no ha sido solo
por tu forma de ser abierta y desenfada y esa alegría que nos contagiaba a
todos, sino también por tu espíritu de lucha, por ese optimismo que hasta el
final te ha acompañado. Tenemos que aprender mucho de ti, sobre todo a reírnos
de nosotros mismos como tú sabías hacerlo de ti. Te agradecemos esas enseñanzas
y te agradecemos también esa mirada limpia y clara de cuando mirabas siempre a
los ojos. Esa simpatía natural que te caracterizaba. Cuando llegabas a una
reunión se notaba tu presencia, la tuya y la de Reme tu mujer, que tiene el
cielo ganado luchando a tu lado hasta el final. A todos a los que nos has
honrado conociéndote, nos invade la tristeza pues ya no podremos disfrutar más
de tu compañía y de tu sonrisa.
Siento no haberme podido despedir de ti en tus últimos días
aquí en la tierra, pero no he tenido el valor suficiente, ese valor que a ti te
ha sobrado. Y ahora lo hago como mejor sé hacerlo, en forma de palabras
escritas.
Querido Castro “Juan Antonio Jiménez Castro” a buen seguro
estás allá arriba en el cielo y no me extrañaría que más pronto que tarde se
escuchen risas por ahí pérdidas; provocadas por algún baile, chiste o como
consecuencia de alguna broma de las tuyas. Los contagiarás como nos ocurría a
nosotros.
Estoy seguro de que desde ahí donde te encuentras ahora,
ayudarás a tu Reme querida y tus hijos Rubén y David para que tengan el valor y
las fuerzas necesarias para soportar tu ausencia. Nosotros desde aquí
intentaremos ayudarte en este difícil cometido.
El cielo se engrandece con tu llegada. Se han abierto las puertas de par en par en
tu honor.
Descanse en paz amigo Castro.
José Cabrera Villalba
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