Estamos ante una situación abismal, y nos negamos a aceptar
lo malo de ello. Vivimos en un país en el que, en plena crisis, los gobernantes
son incapaces de ofrecer soluciones y los ciudadanos menos.
Unos pocos luchamos por manifestar nuestro descontento con
el actual gobierno e incluso con este sistema. Pero no sirve de nada. Gritamos
durante unas horas al mes en la calle, y al día siguiente España sigue igual.
Esto no sirve de nada sino se llega a hacer algo más grande. Un proyecto que de
verdad nos vincule a todos a mejorar esta sociedad. Una meta y un objetivo
digno por el que luchar día a día.
Si pocos son los que luchan manifestando su descontento,
menos son los que van más allá de gritarlo. ¿Por qué? Veo muchas personas que
montan plataformas de afectados, asociaciones y demás para parchear las
necesidades que la administración ignora y se niegan a proveer. Es cierto, que
todas esta personas se ayudan entre sí, sin las cuales muchas familias no
podrían comer ni siquiera dos veces al día o tener un techo donde dormir.
Pero ante todo esto, yo digo, basta ya. Basta ya de sanar
las heridas y no curar la enfermedad. Tenemos que afrontar y buscar un cambio
mejor para todos, para esta sociedad. Hay que abogar por hacer política y tener
capacidad crítica para que seamos capaces de ver que camino coger. No aceptar
lo que nos impongan desde arriba pensando que no hay remedio y que debemos
resignarnos.
Luchemos con ilusión para cambiar esta sociedad, para en un
futuro fuera de esta crisis, ser una España distinta. Superior en todos los
aspectos humanos, como ciudadanos solidarios, críticos y verdaderamente
felices.
Jesús Fernández Jimenez
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