
Nadie más fiel al Málaga C.F, a la pasión por lo
propio, y a la simpatía empirista hacia los rostros desencajados, la
pesadumbre, el tedio gris, la inoportuna ansiedad, el desamparo o el desamor.
Paco siempre escucha. Pero, ¿quién escucha a Paco? Es el sino de los humanos
tocados con la "voluntad de poder" nietzscheana, porque es difícil
ser fuerte, ponerse a leer entre ladridos, escapaz de la experiencia del dolor
prolongado en el hospital, y despertarse generoso, orgulloso de todo lo que a
uno le sobra, y dedicarse sin contemplaciones a repartir trucos de magia a
diestro y siniestro.
A Paco se le iluminan las ojos y su voz se vuelve más
cálida, si cabe, cuando habla de su pareja. Se me antoja que Paco y Loli
podrían proclamar: "en la calle, codo a codo, somos mucho más que
dos", como decía una vieja canción que le gustaba cantar a mi primo Miguel
-otro gran luchador- con un timbre brillante y majestuoso. Y es que el amor es
el truco definitivo de mi amigo piel roja. ¡Te he descubierto!
Año tras año, mi amigo Paco caía en la final del
torneo infantil de ajedrez de la ciudad de Málaga ante el mismo adversario. Año
tras año, luchaba con las armas que infunde la pasión intelectual, y aprendía
de la simbólica derrota, resurgiendo como el Ave Fénix con ánimo renovado y
fuertemente disciplinado, a pesar de no haber gozado de las mieles del triunfo.
En realidad, Paco ha ganado la partida a la vida hace mucho tiempo, y los que
disfrutamos del regalo de su amistad lo sabemos.
Rafael Guardiola
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