Una lesión en el pasado Mundial sub 17 ha privado al malaguismo de Edu Ramos, la gran joya de la cantera, en esta temporada de oportunidades para los jóvenes. Chapín, donde debutó con el Málaga, y el Camp Nou son los únicos escenarios que ha podido pisar como jugador de Primera División este churrianero al que calificarle no es complicado: sencillo, tímido y humilde.
-Mañana llega el Xerez. Supongo que le traerá buenos recuerdos.
-Sí, me trae buenos recuerdos porque allí fue mi primer partido con el primer equipo. Me quedé muy contento y esperemos repetir mañana.
-¿Se lo esperaba?
-No y sí, porque estaba entre los 18 convocados, con lo que tenía posibilidad de entrar al campo pero, cuando estaba allí, lo cierto es que no pensaba que iba a salir.
-¿Cuándo se enteró de que iba a debutar en Chapín?
-Me entero allí mismo cuando el entrenador me dice que salga a calentar y en la segunda parte me dice que voy a salir.
-¿Qué sintió cuando Muñiz se le dirige en ese momento?
-Me quedé sin palabras, en blanco, diciendo '¡que voy a debutar!'. Después, estuve un poco nervioso, pero cuando salí al campo ya fueron desapareciendo esos nervios.
-¿Qué se siente al llegar tan joven a Primera División?
-Yo, que soy tímido, un poco de timidez. Pero hay que saber que soy uno más del equipo. Es un sueño para mí, tan joven, estar en la primera plantilla del Málaga.
-Se lo decía porque, aunque en su caso pueda parecer lo contrario, el camino no es sencillo.
-No y todavía me queda mucho camino por recorrer. Ahora mismo estoy empezando. Esperemos seguir esta línea y permanecer muchos años en esta competición.
-Usted sólo ha jugado un partido con el División de Honor.
-Estaba en el juvenil, me llamaron para un partido con el División de Honor. Ni entrené con ellos, sólo jugué ese partido. Nada más jugar ese encuentro me dijeron que subiera con el Málaga B, donde estuve toda la temporada a la vez que entrenaba con el primer equipo. Y ya luego no baje más para el División de Honor ni el juvenil.
-Lo suyo es una ascensión meteórica.
-Sí. División de Honor es una competición bonita, sólo jugué un partido, pero creo que fue mejor para mí, por lo que estoy contento.
-¿Echa algo de menos por haberse saltado tantos escalafones?
-Bueno, sí, un poco de menos. Pero hay que seguir y ya está.
-¿Cómo ha vivido todo lo que le vino tras su estreno en Jerez?
-Como siempre. Yo nunca voy a cambiar, teniendo o no teniendo esa oportunidad. Ahora la gente me tiene más cariño, me conoce más y es bonito que la gente te apoye, pero siempre voy a ser el mismo.
-Hablemos del Mundial sub 17. ¿Con qué se queda de esa aventura?
-Me quedo con la experiencia que viví. Es muy bonito jugar un Mundial pero, por otra parte, me vine triste porque tuve la lesión más grave desde que juego al fútbol.
-¿La lesión quitó la gracia a la experiencia?
-Bueno, por una parte sí porque yo estaba ilusionado con esa competición: un Mundial, nunca había estado en la selección española, nada más que entrené cinco o seis veces y fui para el Mundial. Tuve esa mala suerte de que me lesioné pero también es bonito vivir una experiencia así.
-Allí volvió a coincidir con Isco, jugador del Valencia con el que, si no me equivoco, no lo hacía desde que coincidieron en la selección malagueña infantil.
-Sí, sí, desde esa época no coincidía con él. Me alegró mucho porque es mi amigo y es de Málaga. Nada más llegar a la selección me ayudó en todo. Me quedé contento por verlo y por ver lo que ha evolucionado.
-Y hacen buena pareja.
-Sí, cuando lo vi me quedé sorprendido porque había evolucionado mucho. Yo lo veía en la selección malagueña y ahora lo ves y no tiene ni punto de comparación.
-¿Qué pensó en el momento en que se rompió?
-Pienso en los días que voy a estar parado y no voy a estar con el equipo, lo que me deja triste. Pero también pensaba en estar lo antes posible y entrenaba duro para ello.
-¿Pero esos pensamientos le vienen ya a la cabeza cuando estaba tirado sobre el terreno de juego?
-No, cuando estoy en el césped me duele todo. Me dolía la rodilla mucho y sólo pensaba en levantarme y poder andar un poco. Pero lo intenté, no podía y me sacaron en camilla. Después, cuando el doctor me dijo lo que tenía, me puse más triste porque me dijo que era el menisco. Pero cuando llego a Málaga me hacen otra resonancia, me dicen que no es tan grave como parecía y que se iban a acortar los plazos de recuperación.
-¿Qué ha sido más difícil, esperar el momento del debut o reintegrarte al equipo tras la lesión?
-Reintegrarme con el equipo. Cuando uno está parado, coger el ritmo de los demás compañeros es muy difícil, y más con mi edad. Yo estoy trabajando duro para coger ese ritmo y estar al cien por cien para el equipo.
-Pasaron las jornadas y, de repente, se ve plantado en el Camp Nou.
-Sí, ya estuve esa semana entrenando con el equipo y el entrenador confió en mí para llevarme convocado. Luego estuvo la mala suerte de la lesión de Stepanov. Y, nada, el técnico me dijo que tenía que entrar por él y yo estaba dispuesto a darlo todo para sacar algo positivo de allí.
-¿Le emocionó más que el día ante el Xerez?
-Bueno, la impresión de jugar en un Camp Nou, con un Barcelona, que supuestamente es el equipo que está haciendo el mejor fútbol y con jugadores con tanta clase como Messi, Iniesta… La verdad es que te impresiona, pero lo de Jerez nunca lo olvido.
-Siendo un recién llegado a la élite, supongo que sueños tendrá multitud. Pero, ¿cuál podría confesar como una obsesión?
-Trabajar duro día a día porque luego tendré mi recompensa. Mi obsesión es trabajar y trabajar para estar lo mejor posible.
-Es una actitud sencilla, madura y elogiable.
-Yo soy muy modesto, lo reconozco. El que algo quiere, tiene que trabajar, otra cosa no te vale.
-Hemos hablado de su debut, pero creo que, en cuanto a estrenos, aún tiene la espina clavada de no haber vestido la camiseta del Málaga en La Rosaleda.
-No he tenido la oportunidad de debutar en casa pero espero estar este domingo en la lista de 18, tener unos minutos y debutar en La Rosaleda ante nuestra afición.
-¿Usted se ve jugando mañana?
-No creo que esté en el once titular. Pero confío en mis posibilidades y poder salir unos minutos. Pero esto es lo que diga el entrenador. Si me saca, lo daré todo, estaré al cien por cien. Si no, le desearé lo mejor a mis compañeros.
-Y si la competencia ya es dura, Apoño acaba de confesar que, si por él fuera, ya jugaba.
-Desde el primer momento ha habido competencia. Ahora se ha recuperado Apoño y los que jugamos en el centro tenemos ahora más competencia. Por eso te digo que hay que trabajar mucho para ponérselo difícil al entrenador.
Fuente:Málaga Hoy
06.03.2011
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