sábado, 7 de noviembre de 2009

CARTA AL EDITOR:PICUDO ROJO, HISTORIA PARA NO DORMIR

Recientemente fui informado por persona con conocimiento de botánica de la posible contaminación de una palmera de mi jardín, situado en nuestra barraiada de Churriana, de la variedad 'Phoenix Canariensis', por el llamado 'Picudo ojo'.

Alarmado por tal posible contaminación, llame por teléfono a la oficina de Medio Ambiente del Ayuntamiento de la capital con objeto de que me informaran sobre las normas de actuación en casos como este. La persona que me atendió (tlf. 900900000) me derivó al Servicio de Parque y Jardines de la capital, departamento del citado 'bichito' a cuyo fin me facilitaron el teléfono.

Conseguida la comunicación tras numerosos intentos, la persona que me atendió, muy amablemente me indicó que tengo que presentar un escrito en el Ayuntamiento o en mi Junta de Distrito para que un técnico confirme que la palmera está contaminada y de los trámites a seguir en su caso.

Así lo hice el día 10 de septiembre, más como quiera que pasaban los días sin noticia alguna, volví a comunicarme, queriendo realizar los trámites, con el citado departamento. La contestación a mi llamada fue «que acaban de recibir mi escrito dicha mañana». Diez días dando vueltas al mismo como en la canción: 'Demostrador en demostrador'.

En la conversación que mantuve con la persona que me atendió, soy informado que tengo que dirigirme al departamento que se ocupa del tema situado en Rincón de la Victoria, para lo cual amablemente me dan un número de teléfono.

Conseguida la comunicación, tras varios intentos, soy informado de que tengo que dirigirme a la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, Laboratorio de Sanidad Vegetal, pero no saben el número del teléfono.

Averiguado tal número, me pongo en contacto con dicho laboratorio en donde me indican que me dirija al .... y de este centro me derivan al Servicio de Playas.
Puesto al habla con dicho servicio, una voz femenina con mucha amabilidad me comunica que desde el año 2008 no se cuidan de esta plaga «porque no hay dinero». Así, tal como suena, y que tengo que buscármelas por mi cuenta.

A la vista de lo ocurrido me pregunto: ¿si la persona que me atendió por primera vez hubiese estado convenientemente informada, no hubiera yo perdido tanto mi tiempo?

Carlos Lamothe

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