martes, 16 de junio de 2009

REPORTAJE."SE HA DEJADO AL NIÑO EN EL AUTOBUS"



Una madre que olvidó a su hijo, usuarios que se quedan dormidos y despiertan en las cocheras de la EMT y perros en la línea del aeropuerto, dentro de nuestro distrito municipal, son algunas de las curiosidades que relatan los trabajadores

El trabajo de conductor de autobús no es precisamente divertido. Los conductores de la EMT aseguran que son muchas más las quejas y reclamaciones que reciben a lo largo del día, que los buenos momentos. Aun así, la mayoría de ellos guarda en su memoria alguna que otra anécdota con la que divertir a sus compañeros. De hecho, si cada uno de los aproximadamente 620 conductores que tiene la EMT, contara una, daría para escribir un libro.

Una de las más curiosas le ocurrió a Francisco Javier Pérez Villodres, conductor de la línea 7. Como la normativa obliga a que los carritos de bebé vayan cerrados y los niños sentados con la madre, lo más común es que se lo olviden dentro del autobús. Sin embargo, un día una mujer desplegó el carro en su parada, se bajó y empezó a andar. Francisco se dio cuenta de que el niño aún estaba en la puerta, esperando a que su madre lo cogiera, y cuando la mujer llegó a la altura de la puerta de entrada, le dijo: "Señora, el niño".

Hay una anécdota que se repite todas las Ferias y el resto del año de forma frecuente. Alguien se queda dormido en un asiento que queda fuera de la vista del conductor y al llegar a las cocheras, cuando revisan el vehículo, lo encuentran. Jesús Marín, conductor de la línea 31, cuenta como un joven se quedó dormido en la Feria del año pasado -se llegó a quitar las gafas, dejándolas en el asiento continuo- y al llegar a las cocheras lo tuvo que despertar a voces, porque no había manera. Otras veces no es que se duerman, es que se despistan o no saben muy bien adónde va el autobús y cuando apagan las luces para dirigirse a la cochera, se asustan.

En la línea del aeropuerto lo más normal es que los viajeros se las ingenien para colar animales, y claro, los perros no son muy silenciosos, por lo que en la segunda o tercera parada siempre los acaban descubriendo. En una de estas veces, el usuario, al ser descubierto, le reclamó al conductor: "¿Pero si ha venido en el avión, cómo no va a poder viajar en autobús? Si el perro es más listo que usted".

Antonio Romero, que lleva la línea que va a nuestra barriada, recuerda que una vez le dieron un bolso que alguien se había dejado en el autobús con 500 euros y cuando la pareja de extranjeros a la que pertenecía lo recuperó estuvo dándole las gracias todos los días de sus vacaciones. El día que se marcharon fueron a despedirse de él. Otro día, una señora, nada más montarse, le preguntó: "¿Éste va al Ikea? Y se volvió para su sitio. A los cinco minutos se levantó otra vez: "¿Cuándo pasa el último?" Cinco minutos después: "¿Cada cuánto pasa?" Y así hasta siete veces, cuando ya Romero le dijo que si tenía alguna pregunta más. A lo que ella contestó: "¡Hay que ver que antipáticos son los conductores!"; comentario que arrancó una carcajada al resto de pasajeros. También en esta línea, a otro conductor, una pareja de chinos le preguntó si iba a Torremolinos. El conductor les dijo que no dos veces, pero aún así se montaron; en la última parada de nuestra localidad volvieron a preguntarle: "¿Torremolinos?", a lo que el conductor respondió que sí y ellos se bajaron.

En la línea de La Palmilla, un día se montó una mujer cargada de bolsas y le dijo a la conductora: "Tengo el euro aquí, cógelo", señalando al pecho. También en esta línea una mujer mayor le dijo a la conductora: "¡Cómo me alegro de que las mujeres trabajen en los autobuses!". La conductora, viendo que no se subía, le preguntó que si se iba a montar, a lo que la mujer respondió: "No, yo no tengo prisa, voy a esperar al siguiente". Aunque aseguran que ahora pasa menos, con las primeras conductoras de autobús la gente mayor no se atrevía a subirse.

A otro conductor lo que le pasó fue que un turista intentó pagar el viaje con un billete de 500 euros y éste, sorprendido, le dijo que el autobús no estaba en venta.
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