jueves, 1 de enero de 2009

LA JOVEN ARTISTA MALAGUEÑA, RESIDENTE EN CHURRIANA, PRESENTA EN LA GALERIA ANTEQUERA DE CASABORNE SUS RETRAJOS DE PERSONAJES ENVUELTOS EN UNA NIEBLA



la cita estará abierta hasta el último día del presente mes de Enero

Los personajes de Laura Brinkmann están que echan humo. En el sentido literal, aunque no en el que se refiere al enfado rayano con la ira. Una neblina emana del interior de los hombres y las mujeres que posan ante su objetivo. Una metáfora. La volatilidad, la fugacidad, lo etéreo escapando como ese vapor oscuro y denso que sale de las camisas, de las blusas, de la misma cara que no se ve y eso pone nervioso a quien observa.

Laura Brinkmann (Málaga, 1977) lleva tiempo trabajando con este elemento. El humo ya se presentaba como el hilo conductor de 'Volutas', la exposición que presentó la pasada primavera en el Centro Cultural Provincial. De ese montaje parte la muestra que ahora acaba de abrir en Casaborne, la joven galería antequerana que rompe la baraja del circuito capitalino del arte contemporáneo.

En la exhibición de Casaborne, la creadora se mantiene fiel a ese humo y a la fotografía como soporte predilecto para mostrar sus propuestas. Una decena de ellas se exhiben hasta el 30 de enero en la sala que rige Rosa Moreno. Y junto a las imágenes fijas aparece en esta ocasión un vídeo sobre los personajes que desfilan ante la cámara de Brinkmann.

En todos los casos se trata de imágenes en las que no ha intervenido la informática. «Me gusta trabajar con los elementos en el lugar donde realizo las fotografías. En ningún caso se trata de imágenes manipuladas por ordenador, sino que empleo una máquina de humo y un sistema de tubos para obtener ese efecto», explica Brinkmann, que fue la artista invitada por la Diputación Provincial a la edición de Arco de 2004.

La soledad neblinosa

En opinión de los responsables de Casaborne, Brinkmann utiliza el humo «para denunciar la soledad e incluso el aislamiento, muchas veces involuntario, que viven sus personajes. Desasosiego, incertidumbre y desorientación son algunos de los sentimientos que despiertan en el espectador los retratados, gracias al humo, entre otros elementos».

Y parece que Laura Brinkmann todavía no ha desvelado todo lo que busca en el interior de esa niebla. Así, la joven artista anuncia que sigue trabajando con este elemento, aunque ahora con otro formato: cajas fotográficas como puertas hacia ese paisaje inquietante y difuso que se adivina al otro lado de la cortina de humo que teje Laura Brinkmann.

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