Cuando hablo de educación siempre
tengo cuidado de no generalizar, cansado, hastiado de tantas reformas que la
han deteriorado. Fue llegar la democracia y ministros y consejeros de educación
entraron en una carrera sin fin, cuya penúltima etapa ha llegado con la ley
Wert. Ya ni nos molestamos en averiguar qué han modificado esta vez. Sabemos
que ya no habrá selectividad pero sí reválidas al final del bachillerato, que
se le dará más poder a los directores de los centros o que se eliminará la
famosa Educación para la Ciudadanía.
Parece que las leyes educativas
se aprueban cuando hay mayoría absoluta en las Cortes Generales. De ahí el problema principal: la falta de
consenso. Nos exasperan los políticos con sus continuas reformas educativas y
su incompetencia ante un tema primordial para todos: LA EDUCACIÓN. La última
reforma, la LOMCE, ha provocado numerosas protestas y huelgas. Sin embargo,
olvidan casos cada vez más comunes de pérdida del respeto a los profesores. No
sólo por parte del alumnado, el problema, más bien, nace de los padres que
inculcan, a veces, desprecio o, siendo menos crítico, no les hacen ver el valor
de quienes son unos pilares fundamentales junto a sus tutores.
La más importante fue la LOGSE, a
principio de los 90, en ella se impuso la escolaridad obligatoria hasta los 16
años y dividió los ciclos académicos en educación infantil (ampliando la
posibilidad de escolarizar a los niños a los 3 años), primaria, ESO y
bachillerato. Entrando los niños al instituto a los 14 años ¿Demasiado
pequeños?
Todas estas siglas que están
apareciendo a lo largo del artículo están perdiendo su contenido a través de
los años ya que se han convertido en un entramado de sinsentidos : LOMCE, LODE,
LOGSE, CEAPA, ANPE, LOECE, LOCE, LOE, LEA, BUP, COU, ESO, FP, EGB, PISA Prueben. ¿Son capaces de saber todos los
significados? Un ejemplo, la LEA es la Ley de Educación de Andalucía y se
aprobó en 2007. Como siempre con buenas intenciones (¡qué menos!). Los
políticos están obsesionados con el famoso informe PISA y con la presión de
asociaciones de padres que, hace un lustro, consiguió el adelanto de cinco días
del inicio del curso y desde entonces se ha institucionalizado. Ese fue un tema
que dio la razón a una gran mayoría de los que piensan que el colegio y el
instituto es una guardería donde “aparcar” a los hijos. Aquí, en Andalucía,
como en muchas otras comunidades, se lucha más por la ampliación de los días
lectivos que por la reducción de la ratio, pero de manera taxativa, o que se
cubran todas las bajas de los profesores.
Cada vez tiene menos importancia
asignaturas antaño imprescindibles en nuestros cursos. Yo fui uno de los
alumnos que cursó la antigua EGB y BUP, sin olvidar el COU, puesto que tenía
pensado estudiar una carrera. Algo de lo que mis padres estaban orgullosos.
Ellos pertenecen a una generación a la que se privó, casi en su totalidad, de
estudios superiores por las razones que todos conocemos y una de sus metas en
la vida, era que a sus hijos no les faltara la posibilidad de licenciarse. Ese
logro colmaba sus expectativas. Pero me estoy desviando del tema. Como siempre.
Muchos de nosotros hemos recibido correos electrónicos,
mensajes y WhatsApps con la diferencia entre aquellos planes de estudio y estos.
El planteamiento de los problemas. Las bromas que genera. Pero lo realmente
inquietante, es que en todas estas chanzas, hay mucha verdad. Hemos ido dejando
bajar la calidad de la enseñanza hasta límites vergonzantes, preocupantes. Tengo
compañeros que no han cursado estudios universitarios, pero sí habían acabado
el antiguo Bachillerato y, sin embargo, tienen una cultura superior a muchos
licenciados y diplomados que conozco.
El tema es importante y cada uno
tiene su opinión. El daño que se está haciendo a la educación es un boicot
general, en el que todos tenemos nuestra parte de responsabilidad. Considero
que lo honesto sería poner la atención en lo particular, la rabia siempre nos
hace atribuir la responsabilidad hacia quienes, probablemente, no la tienen.
Desde luego el apoyo debe ser al profesorado, la educación debe dar más
importancia a maestros y catedráticos. Por eso, para hablar de educación, yo lo
haría hablando de mis profesores. De doña Casilda, la señorita que casi todos
los alumnos de Churriana tuvimos en parvulitos. De don Antonio Gómez que
falleció hace unos años y con el que estuve los ocho cursos de EGB, todo un
récord. De don Domingo, una celebridad en el pueblo, cuya amistad conservo y me
impide seguir comentando sobre él porque sería imposible hacerlo con
objetividad.. Estos y otros muchos, los buenos y los malos, han influido en
nuestra formación de una forma u otra y nos han inculcado los valores que a lo
largo de nuestra vida hemos ido practicando. Ellos son los realmente importantes,
por mucho que los políticos quieran erigirse en protagonistas permanentes.
Antonio Villalba Moreno
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