Ha tenido que ser de nuevo un reportaje periodístico, esta vez de un canal de televisión sueco, el que ha hecho reaccionar al gigante de la decoración Ikea, que se ha visto obligado a reconocer que los edredones y almohadas que ha estado vendiendo durante años son fruto del maltrato animal sistemático, al utilizar plumas que se arrancan a gansos vivos criados en granjas chinas, provocándoles tanto dolor que algunos animales agonizan en el proceso. Es necesario arrancarles a 37 gansos las suaves plumas del cuello para rellenar un plumón de calidad. .
Para que un animal como el ganso se convierta en un producto rentable se le desplumará cuatro o cinco ocasiones hasta que, generalmente en invierno cuando resulta más caro calentar los cobertizos que lo que se saca de las plumas, se acabe con su corta vida para utilizar su carne o su hígado para hacer paté. Cuando se despellejan vivos (muertos sólo ‘producirían’ una vez), los gansos se retuercen de dolor, se quiebran las patas y algunos agonizan en el proceso. Las asociaciones de defensa de los animales señalan esta práctica como una muestra más del maltrato animal que ha implantado el sistema capitalista.
Recientemente, un reportaje emitido en un canal de televisión sueco comprobó como se realiza este proceso mediante una cámara oculta introducida en una granja de gansos en Hungría. En España, de este documental se hizo eco el programa La 2 Noticias de la periodista Mara Torres (suyos son los dos vídeos que acompañan esta noticia). Tras el revuelo que ha provocado en Europa esta información, la multinacional sueca confirmó que sus proveedores en China -el país del que proceden la mayor parte de los productos Ikea- despluman aves vivas, lo que sirve de relleno a los cientos de miles de edredones y almohadas que venden en todo el mundo.
La cadena sueca no va a dejar de vender estos edredones sino que lo que aseguran sus responsables es que devolverá el dinero a aquellos clientes que hayan adquirido este producto y se sientan "incómodos" por su procedencia. Sin embargo, como pudo comprobar EL OBSERVADOR, medio del que esta extraida esta información, en la tienda de Málaga, que se halla en nuestra barriada, permanecían al margen de esta polémica.
No sólo edredones y almohadas se siguen vendiendo sino que además no había constancia de devolución alguna o noticia al respecto.
Como en episodios anteriores, desde Ikea se descarga la responsabilidad en sus proveedores y lamenta "haber confiado en que nuestros acuerdos se estaban cumpliendo estrictamente a lo largo de todo el proceso de fabricación, incluyendo las granjas de aves en el campo". Por este motivo, la multinacional explica en un comunicado que ya ha empezado "a trabajar para mejorar el seguimiento de sus proveedores y subproveedores en este sentido. Nuestros proveedores deben cumplir sus contratos, satisfaciendo los requisitos de IKEA para garantizar una producción responsable".
El edredón ‘Mysa Olvon’ con un relleno de un 90% de plumas de ganso chino se vende por 124 euros en cualquiera de las tiendas de Ikea en España aunque la cadena asevere que no acepta “cualquier tipo de maltrato animal”.
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