sábado, 18 de octubre de 2008

EL MALAGA CONFIA EN OTRA EDAD DE ORO DE LA CANTERA CON LAS NUEVAS INSTALACIONES

Las dos ciudades deportivas que se proyectan, en Colmenar y junto al Martín Carpena, relanzarán la apuesta del club. La entidad está a favor del proyecto de la Liga de filiales, que en el mejor de los casos empezaría la próxima temporada

El churrianero Edu Ramos esta considerado la joya de la corona de la cantera con solo 16 años

Málaga sigue plantando semillas cara al futuro. La entidad afronta una temporada que intenta consolidar al primer equipo en la categoría, aunque con reconocidas limitaciones económicas. Al mismo tiempo se trabaja a un segundo nivel, poner cimientos para una nueva etapa de esplendor en las categorías inferiores, unas perspectivas a medio plazo que vendrán condicionadas por la inauguración de dos nuevas ciudades deportivas.

Los trámites de las administraciones avanzan a un ritmo lento, no obstante. El proyecto más ambicioso es el de la ciudad deportiva de Colmenar, con alrededor de 100.000 metros cuadrados, más del triple de lo que tendrá la que se ubicará en una zona de terreno junto al Martín Carpena, y que el Ayuntamiento cederá a la Fundación del Málaga.

En Colmenar, en unos terrenos cercanos al término municipal de Casabermeja, está previsto disponer de siete campos de fútbol -uno de césped natural y seis con hierba artificial-, un espacio de entrenamiento para porteros, una piscina cubierta, un departamento médico y una residencia para los jóvenes futbolistas, entre otras dotaciones.

Por su parte, en la segunda ciudad deportiva, en el complejo de instalaciones en la zona del Palacio de los Deportes, al sur del Centro Acuático, hay proyectados tres campos de césped artificial, vestuarios, salas de masaje, centro médico, oficinas, almacenes y cafetería.

Reverdecer laureles

Hace poco más de un lustro el Málaga se proclamó campeón de España juvenil. A la par el equipo filial ascendió a Segunda División y resistió tres campañas en la categoría (de la 2003-2004 a la 2005-2006). El amplio grupo de jugadores que han alcanzado un espacio en la élite supera la decena.

El futuro del filial, que ahora parece más lejos que nunca del primer equipo -hay tres escalones de diferencia-, pasa por la Liga de filiales, un proyecto que planteó la pasada campaña el ex guardameta y ex director deportivo de la Real y el Almería, Roberto Olabe. Su idea no hace sino imitar la que se sigue en otros países europeos y en el mejor de los casos se implantaría la próxima campaña, aunque esto parece difícil.

El plan es que los filiales de los 41 clubes de Primera y Segunda disputen dos fases: la primera, una liguilla con tres grupos conformados por el criterio de la cercanía geográfica; la segunda, con los ocho mejores de cada grupo, para un total de unos 40 partidos en la campaña. Sería un campeonato cerrado, sin ascensos ni descensos, sólo los que vinieran marcados por los primeros equipos, y con una limitación de edad: para menores de 21 años y con una cuota de sub-23.

El planteamiento responde también a una reducción paulatina del número de filiales presentes en Segunda y Segunda B los últimos años. No obstante, siguen siendo mayoría los clubes de Primera que tienen a su segundo equipo en la división de 'plata' o la de 'bronce'. En el caso del Málaga B esto no es posible de momento. El cuadro que entrena Rafa Gil compite en el grupo IX de Tercera, pero ha comenzado muy bien el campeonato, con una derrota, un empate y tres victorias, con dos partidos menos disputados que la mayoría.

Con todo, el plan del club no es generar altas expectativas en torno al rendimiento de este equipo, en el que ya emerge la figura de la mayor esperanza actual de la cantera, el juvenil de primer año Edu Ramos. Con 16 años, sorprendió en la concentración de pretemporada del primer equipo y ya se ha hecho con la titularidad en el filial. El ovetense David González, internacional sub-17; Manu, Pedrito o Portillo son otros de los 'diamantes' por pulir que junto a los que llegan por detrás necesitan buenas instalaciones para prevenir la desbandada.

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