Leandro Olalla ha estado al frente del jardín botánico de la capital durante seis años y ahora cree que es momento para dar paso a nuevas ideas y dedicarse a su familia
Su trayectoria al frente del Jardín Botánico de La Concepción ha sido ejemplar. Seis años dedicado a su conservación le han valido para conseguir realzar aún más la belleza y la proyección de esta joya vegetal. Pero Leandro Olalla ha decidido a sus 68 años que ya es hora de retirarse, dar paso a nuevas ideas y dedicarse a su familia. Con cinco hijos y seis nietos, tiempo no le va a sobrar.
Se va pero con la sensación de "haber dado todo lo que uno tiene y sabe, y la capacidad de imaginar cosas y resolver problemas", asegura este ingeniero agrónomo y perfecto conocedor del medio ambiente malagueño.
Son muchos los logros que puede atribuirse a lo largo de estos años al frente del jardín botánico de La Concepción, aunque él prefiere discretamente repartir el trabajo entre el equipo humano del que ha estado rodeado. Las visitas sin guía por el recinto es uno de los hechos que le hacen sentir más orgulloso. "Antes sólo se podía ver en grupos guiados y creo que eso limitaba mucho el número de visitantes y el ir a darse un paseo un fin de semana", comentó Olalla.
Cuando él asumió el cargo de director gerente del jardín hace seis años había un único itinerario oficial por la finca porque el resto "no estaba en condiciones de admitir un paseo en muchos casos por el mal estado de los caminos e incluso por problemas de seguridad".
Pero aún así, Olalla reconoce que durante la etapa anterior también se habían llevado a cabo algunas actuaciones importantes como abrir áreas nuevas para el paseo y "a mí me tocó consolidar todo aquello y reforzar las infraestructuras eléctricas e introducir un sistema de circulación del agua que permitió que se oyera y se viera en el jardín".
Es el proyecto más visible y del que siente más orgullosos porque, según el ex director gerente de La Concepción, "antes el agua que circulaba por las cascadas era un pequeño chorro que apenas se percibía y ahora se ha logrado multiplicar por diez el caudal".
Aún así, considera que el jardín histórico no ha cambiado tanto desde entonces y "lo importante sigue estando ahí", aunque ahora los discapacitados pueden pasear por los caminos y se ha montado hasta una red wifi para mejorar el servicio al visitante.
Todas estas actuaciones han hecho que los malagueños conozcan ahora mejor y valore más la finca de La Concepción. Sus continuas apariciones en los medios de comunicación resaltando la belleza de este enclave botánico tan singular ha ido surtiendo efecto en estos años. Aunque Olalla cree que sigue habiendo una gran indiferencia de la gente hacia el jardín. Quizás uno de los principales obstáculos, según asegura, es la dificultad de acceder por las malas comunicaciones, pero "además es que hay mucha gente en la que entre su esquema de ocio no entra ir a ver el jardín".
Hace apenas una semana que se jubiló y ¡dice que aún no ha tenido tiempo de echar de menos al jardín. Y tampoco lo hará probablemente en el futuro porque piensa seguir yendo a pasear y a disfrutarlo "como un malagueño más sin la presión que supone el pasear por allí viendo defectos".
A sus 68 años cree que ha llegado el momento de dedicarle todo su tiempo a los suyos y a tener alguna actividad de ocio. "A uno empieza a darle miedo no haber tenido tiempo libre para hacer cosas tan sencillas como pasar más tiempo con la familia y como uno nunca sabe lo que le puede deparar el destino no quise apurar tanto por si aparecen problemas de salud que no me permitan disfrutar de esos últimos años", señaló.
Se graduó como ingeniero agrónomo en Madrid en 1967 y desde entonces su vida personal y profesional ha estado siempre ligada a la provincia. Casi toda su carrera la ha desarrollado en el centro que la Junta de Andalucía tiene en Churriana sobre la caña de azúcar, la citricultura y los cultivos tropicales. Pero en 2003 fue nombrado director gerente del patronato botánico Municipal Ciudad de Málaga, organismo que gestiona el Jardín Botánico-Histórico de La Concepción y el de La Cónsula. Allí siempre permanecerá su seña de identidad.
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