Vive en Churriana una
alquimista de mirada limpia y vocación marinera, que con generosidad regala, desde hace más de cuatro años,
sabores infinitos de la cocina mediterránea e internacional en el ciberespacio,
con el nombre de su abuela materna, Carmen Rosa
(micocinacarmenrosa.blogspot.com.es). Teniendo al mar por testigo, como no
podía ser menos, mi amiga alquimista me reveló ayer, casi sin saberlo, sus
deseos de inmortalidad al estilo de Miguel de Unamuno, con la misma soltura con
la que habla del aceite de Periana, el gazpachuelo, la cazuela de fideos y el
aroma de la biznaga. Al igual que los replicantes de la película Blade Runner
de Ridley Scott, que se aferran a unas fotografías trucadas de su presunto
pasado para configurar su identidad, Carmen Rosa nos ofrece en su Blog retazos
de su memoria, en forma de imágenes de manjares culinarios, hermanados con
sinceras vivencias de su infancia, recuerdos de sus antepasados y amigos, y los
avatares de la vida cotidiana, que amplifican los brillantes sonidos que
provocan los placeres del gusto. Me dice mi amiga alquimista, abrazada siempre
a la inteligente mirada de su marido, que su diario nació como homenaje al buen
hacer de su madre en el arte de dar amor a través del paladar y el deseo de
conservar las virtudes de la gastronomía malagueña tradicional. Pero Carmen
Rosa no sólo hace inmortal a su abuela Carmen Rosa y a la maestría contrastada
de su propia madre, sino que el amor a sus antepasados se tornó, al poco
tiempo, en genuino amor de madre: es un legado vivo para sus hijos, una
presencia de su calor más cercano al que ellos se pueden asomar cuando quieran.
Y, como era de esperar, tanto amor, tanta pasión por ese trabajo bien hecho que
derrocha casticismo, se hizo universal. Carmen Rosa ha descubierto que sus
recetas son parte de un tesoro con el que nos obsequia por sobreabundancia
(como hace el “superhombre” de Nietzsche), y sus palabras, sabores, olores,
colores, texturas… llegan a lugares remotos gracias a las excelencias de la
técnica y su afición a la escritura. Carmen Rosa se dio cuenta ayer,
seguramente, que gracias a su Blog, lleno de amor, es inmortal, en un mundo
plagado de grises replicantes. Buen provecho.
Rafael Guardiola Iranzo
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