El parque fluvial junto al Guadalhorce que plantea el
Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre para salvar los reparos ambientales que la
Junta pone al proyecto de la ciudad aeroportuaria se ha topado con un tercer
protagonista en discordia: Aena. El director del aeropuerto de Málaga, Salvador
Merino, ha remitido una carta al alcalde de la localidad, Joaquín Villanova, en
la que expresa su «preocupación» por las consecuencias para la seguridad aérea
que podrían derivarse del corredor verde previsto para garantizar la
preservación de la aves que habitan en el entorno del río (el escribano
palustre y el carricerín cejudo). En la misiva, a la que ha tenido acceso este
periódico, el responsable del aeródromo advierte del «grave peligro» que
representa la presencia de aves en el entorno de las pistas, hasta el punto de
recalcar que «en los últimos años el riesgo de incidentes de las aeronaves con
las aves se ha visto incrementado, principalmente en el caso de especies
pequeñas y medianas».
En este contexto, el director del recinto aeroportuario
también se encarga de recordar que el decreto aprobado en abril por el Gobierno
para modificar las servidumbres aeronáuticas contempla «la limitación de
actividades que puedan suponer un peligro para las operaciones aéreas, haciendo
mención expresa a las actuaciones que puedan estimular la actividad de la fauna
en el entorno de la zona de movimientos».
Desde el Ayuntamiento de Alhaurín ya se han encargado de dar
cuenta de la carta a la Consejería de Medio Ambiente con un claro objetivo:
reforzar su tesis de que «al ser un peligro para el propio aeropuerto, la
excusa de querer preservar las aves ya no vale» para bloquear la creación de la
ciudad aeroportuaria. Un proyecto que permitirá desarrollar 3,8 millones de
metros cuadrados de superficie comercial, tecnológica e industrial vinculadas a
la actividad del aeródromo, con una inversión privada de 200 millones de euros,
un desembolso público de otros 52 y la creación de 25.000 empleos directos y
unos 80.000 indirectos en un plazo de entre 10 y 15 años. «Seguimos esperando
que la Junta se pronuncie, porque hablamos ya de un retraso de tres años y no
es ni mucho menos tolerable», afirma Villanova, quien asegura que ya se ha
presentado «toda la documentación que han pedido, informes y estudios de todo
tipo, más que suficientes para demostrar que el proyecto se adapta
perfectamente a las exigencias medioambientales». En este sentido, el regidor
municipal asegura que «la presencia de las aves sigue sonando a excusa, porque
no se pusieron esas trabas cuando se amplió el aeropuerto».
Por su parte, desde la Junta consideran que el parque
fluvial no afectaría al aeródromo porque los pájaros ya están en la ribera del
Guadalhorce. «No se va a crear un nuevo hábitat ni un criadero de aves, solo
preservar lo que ya hay», subraya el delegado territorial de la Consejería de
Medio Ambiente, Javier Carnero. En cuanto a las críticas desde el Consistorio
alhaurino, el dirigente autonómico reitera que «el verdadero problema de la
ciudad aeroportuaria no son las aves, sino la inundabilidad de la zona».
Inundabilidad
Se refiere Carnero al informe de la Agencia Andaluza del
Agua que considera inundables un tercio de los terrenos más próximos al cauce,
un documento que contradice incluso el plan urbanístico de la Junta para el
área metropolitana de Málaga (Potaum) aprobado en 2009 y que dibuja en esta
misma ubicación un área de oportunidad para usos terciarios y complementarios a
la actividad del aeropuerto. Desde Medio Ambiente argumentan que las discrepancias
se deben únicamente a que las valoraciones pueden variar cuando se trabajo con
planos a una escala inferior a la del Potaum, pero en el Ayuntamiento lo tienen
claro: «Lo único que hemos hecho ha sido ajustarnos al terreno que la misma
Junta reservó, por eso no se entiende que ahora tengamos que andar con tantas
justificaciones y, encima, no nos respondan mientras seguimos desaprovechando
una oportunidad única que ya ha despertado el interés de inversores
internacionales», recrimina Villanova.
Elevando el tono, el alcalde de Alhaurín tira incluso del
agravio con Sevilla: «La Junta no quiere que Málaga avance. En Sevilla se hacen
todos los esfuerzos necesarios, de forma que si hay que profundizar y dragar el
Guadalquivir para llevar cruceros a Sevilla se hace, y si hay que pasar o
cambiar lo necesario para las protecciones de la Unesco para permitir el
rascacielos en Sevilla se hace. Mientras el centralismo sevillano no cambie,
Málaga seguirá frenada».
Aun así, desde el Consistorio proponen como solución elevar
la cota del suelo todo lo que sea necesario para evitar ese riesgo, tal y como
se hizo para construir el centro comercial Plaza Mayor. Una alternativa en
principio válida para la Junta, aunque con un matiz: «Tendría que contar con el
visto bueno del Ayuntamiento de Málaga, ya que al subir la cota el riesgo de
inundabilidad se trasladaría a la otra ribera».
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