jueves, 24 de julio de 2014

COLUMNA DE OPINION.SANCHO PANZA Y EL EFECTO SARTEN


Gracias a mi amigo y antiguo compañero del IES Ramon Llull de Palma de Mallorca y asiduo colaborador de la prensa balear, Emili Gené,  he tenido conocimiento de que los creacionistas han atribuido finamente el fenómeno del calentamiento global a la combustión de las almas pecadoras que abarrotan el infierno a más no poder. Como todos ustedes saben, la Tierra es un disco plano y estático por el que pululan las mismas especies de seres vivos desde tiempos de Matusalén Maricastaña o Jordi Hurtado, según les plazca, y el infierno se encuentra debajo de nuestro amado disco, recalentándonos los juanetes. Olvídense definitivamente del “efecto invernadero”, expresión que debió inventar algún envidioso con inquina hacia Al-Ándalus, para dar mala prensa a la agricultura almeriense. Es una lástima, porque el fracaso de la cumbre de Copenhague sobre cambio climático y los raquíticos acuerdos de Cancún de hace años parecen haber convencido a los antiguos “negacionistas” (los que decían que todo era un cuento de histéricos ecologistas) de que lo mejor es la “adaptación”: adaptarse al cambio climático, vendiendo a los países pobres los medios para hacer menguar los efectos catastróficos que nos tiene reservado el futuro inmediato. Ahora resulta que el Creacionismo va a impedir a las transnacionales de la biotecnología hacer su agosto, aunque estemos en julio. Las almas pecadoras nos han condenado a un nuevo efecto, solidarizándose con el mártir San Lorenzo y el sobrenombre con el que es conocido el pueblo de Écija, lugar donde nació mi abuela Araceli. Señoras y señores, estamos ante el contrastado “efecto sartén”.

Sin saberlo, mi amigo Emili me ha inspirado también lo que sigue. Me entero por las trastiendas del ciberespacio que la Conselleria d’Educació de les Illes Balears ha aceptado finalmente la dimisión de directores como Emili Gené, quien llevaba diez años en el cargo, en un momento en el que reina la confusión y la crispación, como consecuencia de los palos de ciego de un gobierno errático, que ha sido capaz de poner en pie de guerra a toda la Comunidad Educativa y sacar de quicio a la ciudadanía. Y es que yo también tuve, en su día, el privilegio de poder dimitir (algo a lo que no acaban de aficionarse los políticos corruptos o, simplemente, los malos gestores de lo público cuando nos enteramos fehacientemente de la naturaleza de sus tropelías, especímenes cuyas almas pecadoras agravarán el calentamiento global del que les hablaba al principio, según los creacionistas). Les dejo aquí mi carta de dimisión del 1 de septiembre de 1998, mi petición razonada de cese como Secretario, al entonces Director del IES Jacaranda. Aclaré entonces, en otra carta, al Ilmo. Sr. Delegado Provincial que no había nada detrás de aquella decisión, largamente madurada, sino la voluntad de recuperar mi propia identidad como educador, lejos de los compromisos y retos de la función directiva, con el firme propósito de reconquistar, gracias a ello, mi libertad y autonomía como individuo. Para la ocasión, me permití la licencia de plagiar abiertamente a Miguel de Cervantes, quien no se podía levantar de la tumba para llevarme a los tribunales, ni protestar por la felonía de mi ardid literario. Les confieso que disfruté imaginándome convertido en un Sancho Panza de finales del siglo XX, despidiéndome de la Ínsula Barataria, harto de bregar con los sinsabores del gobierno, la administración y la gestión de lo público. Saquen ustedes las conclusiones. Les dejo con mi carta.

Abrid camino vuesa merced, y dejadme volver a mi antigua libertad: dejadme que vaya a buscar la vida pasada, para que me resucite de esta muerte presente. Yo no nací para ser gobernador ni directivo, ni para defender centros docentes de sus ora pedagógicos, ora antipedagógicos enemigos que quisieran acometerlos. Mejor se me entiende a mí de facer nobles discursos de materia filosófica y de compartir cuestiones tan enjundiosas que a más de uno han hecho perder el seso, con zagalas y zagales que a ello se aprestan con mayor o menor destreza y a los que siempre una sonrisa deseo arrancar de sus adolescentes rostros, que de dar leyes ni de cultivar el arte de la organización y buen funcionamiento de un Instituto, que tanto conoce su excelencia. Bien se está San Pedro en Roma: quiero decir que bien se está cada uno el oficio para que fue nacido. Mejor me está a mí una tiza en la mano que un libro de actas o un sello de compulsas; y más quiero los desvelos del docente a secas, y arroparme con los argumentos del librepensamiento y hasta del libertinaje, que acostarme con la sujeción del gobierno y el tedioso recuerdo de reuniones de órganos colegiados y de artículos del BOJA, aunque ello significare reposar entre sábanas de holanda y vestirme de martas cebollinas. Vuesa merced se quede con Dios o con el ente metafísico que le plazca y diga al Delegado Provincial mi señor que desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano: quiero decir que muchas cosas aprendí, mas no pocas aturdieron mi intelecto con labores que no convienen de natural a mi persona. Aquí tenéis por todo ello mi renuncia, por escrito, al cargo de Secretario y Escriba del I.E.S “Jacaranda”, en Churriana-Málaga, a uno de septiembre de 1998.

Rafael Guardiola




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