jueves, 30 de enero de 2014

COLUMNA DE OPINION.FABRICA DE SUEÑOS.VIOLENCIA DE GENERO.PRIMERA PARTE





Siguiendo el ejemplo de Antonio Villalba, -en cuanto a la longitud de los artículos-, y para no correr el riesgo de que lo dejen Ustedes estimados lectores a medio leer por pesado y tedioso- como él dice de modo acertado-. Voy a intentar de una manera simple y breve -dentro de lo posible-, mostrar unos de los  problemas más acuciantes que tenemos en la sociedad de nuestro país.

Me hago eco de la estadística facilitada por el Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales e igualdad.

En España más de 700 mujeres han muerto en la última década a causa de sus parejas, maridos o amantes. El dolor de la mujer maltratada no es un acto de amor. El suyo es un padecimiento gratuito, inservible y estéril. Su sufrimiento sólo sirve para generar más sufrimiento en ella, en sus hijos y en su familia.

Los entendidos del tema manifiestan entre las dos causas principales se encuentra en que la violencia doméstica –atentados domésticos lo denominan otros- ya se física o psicológica, se desarrolla en un contexto cultural patriarcal, donde el control y sometimiento de la mujer, especialmente dentro de las relaciones de pareja, ha sido no solamente tradicionalmente tolerado, sino legitimado. Y la no aceptación, por parte de algunos hombres, del nuevo papel de la mujer en una sociedad democrática y en un contexto de igualdad.

Hoy en día, la difusión por los medios de comunicación, de numerosos y aberrantes ataques y asesinatos ha despertado la preocupación de la sociedad y de ciertos sectores políticos.

Sin embargo, no se está viendo un descenso significativo en este tipo de conductas violentas pese a las campañas publicitarias y la encomiable labor de numerosas ONG y organismos públicos que ayudan a las víctimas y desarrollan programas de concienciación y de sensibilización de la sociedad ante los malos tratos.

Hasta hace bien poco la mujer se sentía incapaz de denunciar y airear estos abusos, afortunadamente cada vez son más los casos declarados –es por esto por lo que da la sensación de que ahora hay mayor cantidad que en épocas anteriores – simplemente la mujer se va sintiendo un tanto más respaldada por la sociedad e instituciones.

La sociedad entera tiene en sus manos, por tanto, combatir la violencia doméstica. El primer paso es la educación, trasmitir desde los contenidos educativos un mismo valor a las aportaciones femeninas y masculinas. Introducir en la escuela y en casa –esto es muy importante- una mayor atención a la educación emocional de las niñas y de los niños como base en la igualdad.

Pongo un rayito de esperanza  para que este arduo combate, llevado de una manera efectiva, tendrá como fruto, en un futuro no muy lejano -esperemos sea así- la eliminación paulatina en nuestra sociedad de este tipo de violencia. Con el convencimiento de que es un problema que nos afecta a todos y bajo el principio de que la violencia nunca es una cuestión de ámbito privado, pues el silencio nos hace cómplice de ella.

Continuará…….

José Cabrera

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