domingo, 12 de enero de 2014

COLUMNA DE OPINION.ENTUSIASMO ES LA PALABRA




Entusiasmo es la palabra. La palabra justa por la que porfía el poeta, capaz de vender su alma a Mefistófeles en un rapto de locura sobrehumana para sostener la arquitectura de los versos, leit motiv de la película “El tigre y la nieve” que dirigiera y protagonizara el histriónico Roberto Benigni en 2005, teniendo como fondo la diabólica guerra de Irak. La palabra, el Verbo, es el principio de todo, en el Evangelio de San Juan, donde “principio” es el Arjé del pensamiento griego antiguo (origen, causa y sustrato permanente) y el “Verbo”, la transcripción del múltiple significado del término Logos, que no es sólo palabra para los padres de nuestra civilización, sino también “Razón”, el garante universal de todo lo que existe, existió y existirá. El genial Johann Wolfgang von Goethe se permitió la licencia de agitar el pensamiento, a caballo de los siglos XVIII y XIX, introduciendo una nueva precisión sobre el “principio” en las páginas de su inmortal Fausto: al principio fue la “acción”. Pues, como afirma el oscuro Heráclito de Éfeso, en el lejano siglo VI a. C., todo cambia y nada permanece, y nuestro mundo, como nos recuerda el filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein en pleno siglo XX, no es un conjunto de objetos, sino de acontecimientos, de sucesos y procesos. Con fuentes tan ilustres me atrevo a proclamar que “entusiasmo” es, por tanto, la palabra, la razón y la acción. 

Y se preguntarán, ¿a qué viene esta manifestación de incontinencia poético-filosófica con la que está cayendo, en un mundo de infantas imputadas y exministros condenados que piden clemencia para no ir a la cárcel? Espero que me disculpen, y entiendan los motivos por los que me he atrevido a trazar esta escenografía barroca de altos vuelos. Entusiasmo es la palabra, la razón y la acción que resume el principio, el pasado y el presente de mi amigo Jesús Manuel Castillo Ramos, director de “El Mirador de Churriana” y uno de mis alumnos más inquietos de hace casi veinte años. Jesús está muy orgulloso de su “acción”, de ver materializado en el creciente número de visitantes de este medio de comunicación y en la aparición del segundo número en papel, su capacidad para hacer llegar a la ciudadanía de Churriana la actualidad de la noticia y los latidos de la vida social de la barriada. Y no es para menos. Enhorabuena, Jesús, una vez más, por el éxito de tus innumerables proyectos, por jugar con el futuro de forma tan hábil e infundir tanta ilusión en tus actos, muchos de los cuales, también son nuestros.

En su libro Eros y Civilización, el filósofo alemán Herbert Marcuse –uno de los faros de las revueltas estudiantiles parisinas de mayo de 1968, junto con Marx y Mao- nos anunciaba que el futuro era femenino. Y lo femenino, en clave freudomarxista, significa el retorno de lo reprimido. No me atrevo a lanzar las campanas al vuelo en este punto, aunque confieso que no me disgusta la idea, sobre todo, teniendo en cuenta las aberraciones a las que se ha llegado en la sociedad industrial avanzada por la vía de la masculina razón instrumental. La demonización del cuerpo, de las pasiones, de lo natural, y hasta de lo animal, y el olvido de la justicia social, tan patriarcales, no son santos de mi devoción. Por otra parte, no está de más recordar, en este sentido, dos de las consignas más famosas de la filósofa y escritora francesa, feminista y existencialista, Simone de Beauvoir,  que aparecen en El segundo sexo, libro publicado en 1949 y pieza angular de la historia del feminismo: “No se nace mujer, sino que se llega a serlo” o “El que el hijo sea la finalidad suprema de la mujer no es más que un eslogan publicitario”. Fue la primera pensadora que exploró con detenimiento, las consecuencias negativas de la asignación, por parte de las definiciones patriarcales, del sexo femenino al mundo natural, en contraposición al concepto de progreso de la civilización, refugio habitual de lo masculino. Y pienso que el futuro es femenino, entre otras cosas, gracias a la palabra, la razón y la acción de mujeres inteligentes, valientes y cariñosas en su firmeza, como mi compañera Josefina Roldán, profesora de Inglés del IES Jacaranda de Churriana. 

Entusiasmo es también la palabra, la razón y la acción de Josefina Roldán, por mucho que el decoro y la discreción que atesora de modo natural se empeñen en ocultarlo. Alegría, entusiasmo, compromiso, disciplina, respeto, son algunas de las divisas de su escudo heráldico. No pocas veces ha recorrido, cual “dama andante”, siguiendo la estela romántica de Don Quijote, las estancias del Castillo Jacaranda, predicando tanto entre el alumnado como entre el profesorado del mismo, las virtudes de hablar y entender lenguas diferentes a la propia, haciendo realidad ese sueño de las madres que nos conminaba a aprender idiomas como la clave para nuestro éxito profesional. Josefina no se equivoca, y está empeñada en convertir sus clases en parte de la vida cotidiana, escenificando fragmentos de la historia y preocupándose, como una madre nutricia, del futuro incierto de una juventud que ha visto secuestrada su ilusión, como consecuencia de la aplicación de las crueles leyes del mercado. Por todo ello, gracias, muchas gracias. Entusiasmo es la palabra.

Rafael Guardiola




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