domingo, 25 de abril de 2010

LA CIUDAD SE PROPONE BAJAR EL VOLUMEN

El Ayuntamiento de Málaga elabora planes de actuación contra el ruido en los diez distritos.

El mapa de ruidos, realizado en 2007, mostró la realidad de la contaminación acústica en la ciudad de Málaga: todas las barriadas superan por la noche los 55 decibelios, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera recomendables para poder descansar. 55 decibelios es el ruido que produce cierta maquinaría, una pequeña industria o un restaurante. Y la noche, por todos es sabido, se ha creado para descansar. De hecho existen varias sentencias a favor de los vecinos, una de ellas histórica en El Copo, en Torre del Mar, por la que se considera este derecho como constitucional. Así que el Ayuntamiento de Málaga está tomando cartas en el asunto, y tras la realización del mapa de ruidos para conocer la realidad de la ciudad, ahora está realizando planes de actuación contra el ruido en los diez distritos de la ciudad, como informó la directora del área de Medio Ambiente, Tatiana Cardador.

En mayo del año pasado se aprobaron las ordenanzas contra el ruido, un paso más para luchar contra la contaminación acústica que tanto preocupa a los vecinos, sobre todo a los del centro histórico y El Romeral, en Teatinos, y ahora con la revisión del planeamiento se realizará una zonificación en los distritos de acuerdo a los usos en los que se especifique en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Para ello, el Área de Medio Ambiente ha puesto en marcha grupos de trabajo de técnicos de distintas áreas (Seguridad, Tráfico, Urbanismo, Medio Ambiente, Centro Histórico, Planeamiento y distritos) que van a poner sobre la mesa las zonas en las que hace falta aminorar el ruido (es decir, los puntos negros) y van a establecer una serie de medidas para poder amortiguarlos.

Entre las acciones que ya se están barajando dentro de este trabajo está la de disminuir el paso del tráfico en el centro y la peatonalización de varias zonas como ya se ha hecho, por ejemplo, para acabar con una de las actuales fuentes de ruido. También se estudia la incorporación de pavimento más poroso a las zonas de paso de coches más ruidosas para que el pavimento absorba buena parte de la contaminación que produce el rozamiento de las ruedas con la calzada. Tras innumerables quejas de los vecinos por los sonidos que producen los camiones de recogida de basuras se están planteando que en las calles estrechas se utilice otro modelo para que la reverberación (la que se produce cuando el ruido rebota de una fachada a otra) también disminuya y así los vecinos puedan descansar mejor, ya que de todos es sabido que los camiones de Limasa trabajan preferentemente por la noche.

Otra de las medidas ya utilizada en varios puntos de la ciudad, como por ejemplo en el falso túnel de Carlos Haya, es el uso de pantallas acústicas para disminuir el ruido del tráfico en las rondas o en grandes avenidas. Según el mapa acústico de la ciudad, las dos rondas, las grandes avenidas como la de Andalucía, Valle Inclán, Juan XXIII, el camino de San Rafael y los dos paseos marítimos soportan niveles de contaminación acústica durante el día de más de 75 decibelios, o lo que es lo mismo el ruido que provoca el funcionamiento de maquinaría pesada. El Parque de Málaga baja hasta los 65 y 70 decibelios ya que, obviamente las pantallas vegetales que proporcionan la densa vegetación absorben la contaminación acústica y aminoran su propagación.

Pantallas vegetales

De hecho, otra de las medidas que se barajan para frenar este tipo de contaminación, que muchos ya consideran el mal urbano del siglo XXI pasa por la creación de pantallas vegetales. Ya hay estudios europeos que indican cómo actúan las arboledas como filtros acústicos. Los arbustos son los que más reducen el ruido, así los tupidos pueden llegar a aminorar en 15 el número de decibelios, un bosque de coníferas llegaría a los 10, un bosque caducifolio a los 8 decibelios y, por último, la arboleda mediterránea reduciría en 6 decibelios el impacto del ruido.
Ni que decir tiene que el uso de zonas verdes también aminora las temperaturas extremas (sube las mínimas en invierno y baja las máximas en verano) y además reduce el nivel de partículas suspensión (un contaminante que produce la mala combustión de los coches, sobre todo los diesel) en la atmósfera. Así que esta es una buena opción, algo que se pueden comprobar de forma sencilla, por ejemplo, al situarse a pie de la avenida del Parque, y más tarde adentrarse entre su arboleda. El resultado es claro: el nivel de ruido se reduce ostensiblemente.

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