miércoles, 13 de febrero de 2008

PREGON OFICIAL DE LA SEMANA SANTA DE CHURRIANA.AÑO 2.008.PREGONERO: D.ANTONIO MARQUEZ FLORES

Distinguidos cofrades, buenas noches:

Gracias a José Miguel Carrasco por sus palabras salidas del corazón.

Debo comenzar agradeciendo el alto honor que ha delegado en un servidor de ustedes la Junta de Gobierno de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Paso, Nuestra Señora de los Dolores y San Antonio Abad.

CHURRIANA

Churriana, para mí, es algo más que el lugar donde se ubica Radio Voz, la emisora radiofónica por excelencia de estos contornos; la que desde hace veinte años viene divirtiendo, formando e informando a generaciones de churrianeros de siempre y de churrianeros de ahora.

Churriana, para mí, es algo más que el distrito número 8, con sus costumbres y su idiosincrasia; para ser reflejado en los reportajes de Procono Televisión.

Churriana, para mí, es una parte de la ciudad de Málaga, que ha sabido conservar su esencia de pueblo, aunque administrativamente en nuestros días, sea un barrio de la capital de la provincia.

Churriana, para mí, es un balcón al aeropuerto que trae a millones de visitantes a nuestra tierra; y aunque contamina acústicamente, no ha podido con los sentimientos y el arraigo de este antiquísimo núcleo de población.

Churriana es el resumen perfecto de la historia más cercana, llena de tradición y de cambios.
Churriana es fértil vega que ha propiciado riqueza y bienestar a sus vecinos.

Churriana es:

Paradigma en la casa de Gerald Brenan,
literatura de Hemingway en la Cónsula,
vida de Fray Alonso de Santo Tomás en el Retiro,
e historia y antropología de Caro Baroja.

Churriana es, en palabras de mi amigo Cristóbal Salazar, una Joya Malagueña.

TRADICIONES

Las tradiciones refrendan los valores antropológicos de la sociedad.

Gracias a ellas se estrechan vínculos y se acometen proyectos colectivos.

Ahora estamos en cuaresma, fechas que deben servirnos a todos para repasar y recordar él por qué de nuestras celebraciones penitenciales.

En especial este año que la Semana Santa llega tan prontito.

Porque todo tiene un sentido.

El 19 de marzo recuerden felicitar a los Josés y Josefas; por supuesto también a los Pepes y a las Pepas.

Pero este 19 de marzo es, a la vez, Miércoles Santo.

Este hecho es muy poco habitual.

Muchos habrán reparado que la celebración de la Semana Santa, tan prematura en el año, es algo inusual.

Otros seguro que saben la respuesta del por qué de este adelanto.

Y muchos la habrán buscado sin encontrarla.

Este pregonero se encuentra en la tesitura de explicar brevemente uno de los aspectos más desconocidos de la Semana Santa y que sin embargo es de obligado cumplimiento para la celebración de la misma.

Antes quisiera rememorar que hace menos de un mes celebramos la festividad del patrón, San Antonio Abad, que también recibe culto por parte de la corporación que hoy nos reúne.

Desde hace más de quinientos años se venera a este Santo en Churriana; . tanto es así, que hace tres décadas, incluso llegó a pensarse en cambiar la denominación del barrio, para que pasara a recibir por nombre: San Antonio de la Vega.

Pues bien, este santo cristiano vivió en el Egipto de hace mil setecientos años; en aquella época no se sabía la fecha adecuada para la celebración de la Semana Santa y seguro que fue testigo de los muchos cálculos y deliberaciones que tuvieron lugar en aquellos tiempos.

LA LUNA DE NISÁN

Una Semana Santa tan tempranera como la de este año, llega pocas veces en la vida y nunca por capricho; para ser estrictamente correctos, por mandato lunar.

La luna, no es un satélite natural que brilla como la plata, tras el ocaso del sol, para adornar un negro palio que llamamos cielo.

La luna, ha sido, es y será un referente para el ser humano:

¿Qué agricultor no busca una ‘luna buena’ para la siembra, la recolecta o el abono?, ¿Cuántos astrónomos la han estudiado para entender el comportamiento de los planetas?, ¿Quién no ha mirado a la luna buscando inspiración poética?

Nuestro calendario actual está basado en el sol: 12 meses al año, que marcan la llegada de las estaciones; sin embargo el calendario lunar contempla periodos de 28 días, lo que supone trece lunas al año.

Tenemos esto claro, pero ¿Sabemos que la Semana Santa debe coincidir con la primera luna llena de primavera?

Desde hace siglos esta luna recibe el nombre de: luna de Nisán, que significa en hebreo “retoño, el primer brote”

La iglesia combina el calendario solar y el lunar en su año litúrgico.

La primera luna llena de primavera oscila entre el 22 de marzo y el 25 de abril, y por eso la Semana Santa nunca cae en una fecha fija de nuestro calendario.

Pero la importancia de la luna radica, en que es uno de los testigos que queda vivo de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

Lo contempló todo en directo en el Jerusalén de la época;
y si pudiese hablar seguro que nos resolvería muchas de las dudas e incógnitas que han llegado hasta nosotros.

Podría radiarnos todo lo que sufrieron el Señor y su Madre con pelos y señales porque no sabemos siquiera cuando fue exactamente; solo podemos aproximarnos y calcular que todo sucedió hace 1975 años.

Lo que sí sabemos por los pasajes evangélicos es que se estaban celebrando las fiestas de la Pascua Judía relacionada con la luna de Nisán o, lo que es lo mismo, la primera luna llena de primavera.

El salmo 81 de la Biblia dice: “Entonen un canto, toquen el tambor y la cítara armoniosa, junto con el arpa.¡Toquen la trompeta al salir la luna nueva, y el día de luna llena, el día de nuestra fiesta!”

Me consta que más de uno quisiera colocar una fecha fija para la celebración de la Semana Santa y así evitar la movilidad de la fiesta, sin importarle la luna, la pascua judía o que lo mandase el “sursum corda”.

A ellos les digo que nunca fue fácil consensuar una fecha adecuada para la celebración del aniversario de la muerte de Jesucristo y que como antes mencionábamos, un churrianero de pro como San Antón debió ser testigo de estas decisiones.

En el siglo IV, en la Cristiandad existía una gran confusión, porque habían surgido numerosas tendencias o grupos de practicantes que utilizaban cálculos propios.

En el año 314, en el Concilio de Arlés, se obligó a que toda la Cristiandad celebrase la Pascua el mismo día, en una fecha fijada por el Papa. Sin embargo, no todas las congregaciones siguieron estos preceptos.

Es en el Concilio de Nicea del año 325 cuando se avanza para solución de este asunto, y se establece que la Pascua de Resurrección tenía que ser celebrada cumpliendo unas determinadas normas:

- Que se celebrase en domingo.
- Que no coincidiese nunca con el día de la Pascua judía (para evitar confusiones entre ambas religiones).
- Que los Cristianos no celebrasen nunca la Pascua dos veces en el mismo año.
A pesar de todo siguieron existiendo diferencias entre las Iglesias cristianas de Roma y Alejandría.

Hay que esperar al año 525 cuando el moje Dionisio, el Exiguo, convence al Papa de los aciertos del cálculo alejandrino y se unifica la fecha de la celebración.

La solución al conflicto fue “rapidita”, ¿verdad?:

Más de cinco siglos fueron necesarios para que el mundo cristiano se pusiera de acuerdo en las fechas de la celebración de la Semana Santa.

MUNDO COFRADE

Y desde entonces en el mundo de las cofradías todo ha sido coser y cantar; una auténtica balsa de aceite.

Estamos de acuerdo en todo; comprendemos el verdadero sentido de lo que significa ser cristianos y cofrades.

Y por supuesto no discutimos por razones estéticas. Nos da igual el color de las flores, el dorado o el plateado del trono, las bandas que formaran parte del cortejo o el itinerario de la procesión, ¿verdad?

Ojalá llegue el día en que todos estemos de acuerdo y progresemos en la misma dirección. Los personalismos han propiciado que sean muchas las idas y venidas para partir siempre desde el punto cero.

Normalmente todo es más sencillo de lo que nosotros lo hacemos.

Son muchas las batallas en la que el capricho ha ganado al sentido común; no les falta razón a los que llaman al sentido común: “el menos común de los sentidos”.

Lujuria, gula, codicia, ira, envidia, soberbia y pereza son los siete pecados capitales que deben ser expulsados del alma del buen cofrade.

Culto, caridad y formación son los pilares en los que nos tenemos que asentar para levantar la casa hermandad del corazón de cada cofrade.

Fomentemos siempre el primer pilar porque somos corporaciones que damos culto interno y externo a imágenes que sirven para que el pueblo pueda comunicarse con la divinidad,
y sabemos que esas imágenes sólo son el vehículo, nunca son el fin.

Salimos a la calle para hacer una catequesis pública, revestida de barroquismo, SI,
pero no salimos a la calle para recrear el barroco.

El que entienda que una cofradía es un museo, se equivoca,
el que entienda que una imagen es una pieza museística, se equivoca,
el que quiera hacer de nuestra misión de culto mofa, se equivoca;
porque los cofrades seguiremos dando culto al Señor, a su Madre y a todos los santos por los siglos de los siglos.

Fomentemos siempre el segundo pilar porque somos corporaciones que debemos de ayudar al prójimo siempre. Y para hacer esta labor no hace falta mirar lejos de nuestro entorno parroquial, siempre hay una posible obra de caridad a una distancia de tiro de piedra.

No hace falta que ideemos proyectos faraónicos,
no hace falta en muchas ocasiones ni una peseta,
ni un céntimo de euro,
no hace falta dinero;
porque para hacer una obra de caridad no hablamos de abrir la cartera, sino de abrir el corazón al necesitado.

Fomentemos la formación y no caigamos en el error de que sólo los jóvenes deben ser instruidos.

NO.

Los jóvenes, los mayores, los ancianos; todos debemos estar en continua formación,
en vigilia permanente para ser mejores en el futuro.

Puede existir miedo al aprendizaje,
Puede existir falta de conocimientos básicos,
Puede existir falta de estimulo,
Pero nunca faltan ganas para encontrar la verdad de Dios.

Se acuerdan de la copla: “tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor / quien tenga estas tres cosas que le dé gracias a Dios”.

Pues la versión cofrade podría quedar: “tres cosas tiene una cofradía: Culto, caridad y formación. / Quien luche por estas cosas que le dé gracias a Dios”.

CHURRIANA, UN PUEBLO

Aquí en Churriana la verdad de Dios se vive de una forma muy especial.

Contemplemos mentalmente la situación geográfica y entenderán por qué el pregonero hace e
sta reflexión.

Estamos en el siglo XXI, las tecnologías avanzan y cambian las costumbres.

Rodeados por la Costa del Sol, llena de tradiciones foráneas, y pueblos del interior convertidos en ciudades,

Si miramos hacia levante vemos la quinta capital de España.
Si miramos hacia poniente vemos una saturada costa, donde el campo, desde Torremolinos hasta Marbella, es parte de la historia.

Estamos en Churriana,
lugar que no ha permanecido ajeno a los cambios, pero que en la comparativa estadística no ha sufrido la destrucción de identidad que sí puede observarse en el entorno cercano.

Ser un barrio de la capital, alejado casi de forma “higiénica”, ha dado como resultado que siga existiendo el sentimiento churrianero de muchos de sus habitantes.

Tanto es así que hay quien se atreve a dirigir los destinos de la hermandad penitencial del barrio aun viviendo fuera.

Muchos no saben que su actual hermana mayor vive en Málaga;
otros valoran su tesón y entrega
y los Autobuses Portillo se plantean nombrarla: “Pasajera Mayor Honoraria”.

Con ello quiero informarles, objetivamente, de una realidad que quizás ignoran pero que sorprende agradablemente a los que visitan Churriana con la idea de visitar un barrio más.

¡Esto es un pueblo!, exclaman con sorpresa.

“SI. A Dios gracias, esto es un pueblo”, es la respuesta;

A pesar de ser barrio,
Churriana sigue siendo un pueblo,
A pesar del bombardeo anti costumbrista,
Churriana sigue siendo un pueblo,
A pesar de todo esto y mucho más que ustedes saben,
Churriana sigue siendo un pueblo.

Un pueblo al que le quitaron su antigua iglesia,
Y que soportó esta pérdida con Paciencia y mérito de pueblo.
Del tren le dejaron la caseta de la estación,
Paciencia y mérito de pueblo.
Las vistas marítimas de la antigua calle del Mar fueron borradas de lontananza y el nombre trocó a Benamocarra.
Paciencia y mérito de pueblo.
No sería mala cosa que la autoridad competente añadiese al escudo un lema que rezara: “Churriana, Paciencia y Mérito”.

Porque con Paciencia y Mérito vio como del antiguo Castillo sólo quedaba el nombre en una plaza, y llegó Valladolid, sin dar un golpe en una pelea, y ganó la última batalla.

Por arte de birlibirloque, la antigua travesía del Castillo es ahora calle del Castillo; la antigua calle del Castillo es ahora calle Valladolid y la antigua plaza del Castillo es ahora plaza de Valladolid.

No veo mal que tengamos un detalle con la que fue capital de España y proyectó tener la catedral más grande de Europa;
Que se le conserve la calle.

Pero, es tarea también de los cofrades luchar por la conservación del entorno y de la nomenclatura callejera.

Es tarea también de los cofrades difundir las excelencias de la historia que hicieron posible que ya en el año 1712 tengamos constancia de la vida de la cofradía churrianera.

Casi trescientos años de existencia como institución,
respaldan a este pregonero para pedir públicamente la recuperación de un nombre autóctono para una plaza de Churriana.

Un mero trámite administrativo que servirá para fortalecer a todos los que por aquí se acerquen y cuando lleguen al lateral de la iglesia lean en un rótulo que diga: “Plaza del Castillo de Churriana”.

El que tenga la potestad de recuperarlo, que lo haga.

LA PROCESIÓN

Aunque los nombres de las calles cambien,
en la mente del imaginario colectivo se conservan los antiguos,
porque van unidos a las tradiciones.

Esto es algo indisoluble con la procesión del Viernes de Dolores.

A las diez de la noche la cofradía se plantará en la calle, con las dificultades que conlleva las pequeñas dimensiones de la puerta del templo.

Lentamente saldrán los tronos con las imágenes de los sagrados titulares.

Antes de esta complicada maniobra, más de uno habrá mirado hacia los pinos del coto, para verificar que la meseta de los Doce Apóstoles está despejada de nubes y posibles sobresaltos meteorológicos.

Por la mente de Cristóbal Salazar, churrianero de pro y autor de números libros sobre el barrio, pasea la inspiración cuando está trabajando por su pueblo;
él desde luego se lo pone fácil a la inspiración,
porque trabajando por churriana, junto a su señora, se pasa los días y gran parte de las noches;
hoy tendremos la oportunidad de escuchar aquí, los sentimientos que alberga por su Semana Santa.

Cristóbal gracias por atender a mi ruego.

(CRISTOBAL SALAZAR SUBE AL ESCENARIO Y RECITA UN POEMA)

Desde hace unos años la procesión penitencial gira a la derecha para encarar la bajada del Camino Nuevo.

Cortejo compacto que propicia ver a las dos secciones de la cofradía tiñendo de color vino tinto y azabache la penumbra de la cuesta.

La luz de los cirios acompaña con su parpadeo la marcada sombra del Nazareno del Paso sobre las fachadas.

Y tras dar la curva se divisa la Higuereta.

Jesús y su Madre no se encontraron en la Vía Dolorosa de Jerusalén,
ni siquiera en Churriana, en la plaza de la Inmaculada;
donde verdaderamente se encuentran es en la plaza de la Higuereta, que es el nombre mantenido por el soberano pueblo.

Allí frente a frente se asiste anualmente al diálogo de un hijo que camina hacia el calvario con la cruz a cuestas, paso a paso.

Su madre lo contempla con dolor y llanto.

Nada puede hacerse.
Todo está escrito
y pronto será consumado.
Jesús morirá crucificado.

Mientras,
hasta que ese momento llegue,
intentaremos dulcificar el trance,
y daremos música al encuentro con tres bandas,
incensaremos el ambiente con la ofrenda del rey mago Gaspar;
y con la de Melchor, de oro los revestiremos,
porque el rey de los judíos,
el rey de los cristianos,
el hijo de Dios y salvador del mundo
carga con el peso de la cruz en la higuereta.
Y ojalá no tuviéramos que utilizar en el sepulcro la mirra de Baltasar.
Pero lo escrito, escrito está.

Su pueblo quiere servirle de Cirineo
Y, agarrado a sus varales,
se hace uno para aliviarle el sufrimiento.
Mecida corta frente a su madre
para secar su llanto
Y a los sones de una marcha malagueña,
intentar aliviar el gran dolor de sus dolores.

Oh, Virgen de los Dolores,
Madre y abogada nuestra
Nuestras obras son amores
Ruega por nosotros
aparta nuestros temores

Oh, Virgen de los Dolores,
No queremos ver tu espanto,
Apiádate de nosotros,
MADRE
Porque tu llanto, es nuestro llanto.

Continúa la procesión calle la Vega “alante” sin bendición previa de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Afortunados fueron los que vieron la última en 1961; bienaventurados ellos.

Ya quisiera más de un amigo del toreo apartar el miura que viene buscando al Señor para atravesar su costado. La Virgen de los Dolores siempre al quite hasta el último momento guardó la esperanza de que en aquella pascua no lidiara su hijo su última faena.

Todo parece ideado para que Antonio Banderas ruede otra película en Churriana; el argumento está en la calle.

Un poco más adelante
San Antón le dice desde su mosaico:
“ten cuidado Jesús, que por mi lado izquierdo viene el Desengaño”.

Qué pena MADRE que pena,
porque tu hijo torcerá la esquina y tu vista dejará de darle aliento y consuelo, para cargar con el peso del madero por la calle del Correo;
sólo el arropo de sus balcones y el perfume de sus flores ayudan a paliar el sufrimiento.

Las bandas van transitando por la Churriana más histórica, y comienza a subir por la plaza del Doctor Matías de la Riva, que no pudo curar el sufrimiento de Cristo y ni tampoco el dolor de María.

Metáfora bíblica en la fuente de la Ñoreta, coronada por un crucificado que siempre tendrá agua para sediento y también luz y apoyo para el peregrino.

Llega la Virgen a la fuente,
y no hay que imaginar nada,
la mirada se le va al crucificado,
pero la aparta.
No quiere ver como su hijo morirá para salvar al mundo.
No quiere verlo.
Pero la Ñoreta, sirve de antesala al Gólgota.
María al pie de la cruz conforma el “stábat mater” de churriana
Todo tiene sentido
Todo se va consumando

La cuesta hay que subirla por calle Benamocarra, antigua calle del Mar que perdió vistas y nombre;
sólo en su parte alta queda la Tribuna de los Pobres, palco efímero de las procesiones y punto de vigilancia marítima del vecindario.

Las edificaciones suben y el mar desaparece, pero el recuerdo siempre quedará como la copla de Serrat:

“yo que en la piel tengo el sabor,
amargo del llanto eterno,
que han vertido en ti cien pueblos,
de Algeciras a Estambul,
para que pintes de azul,
sus largas noches de invierno…
y que le voy hacer si yo, nací en el Mediterráneo”.

Silencio pueblo creyente, pide la penúltima calle del itinerario.
Silencio. La hora de la reflexión ha llegado,
el fin se ve cerca,
Silencio porque hay que esperar otro año para colocarse el capirote,
Silencio porque hay que afrontar el último tirón.

Como buena maestra llega Teresa Blasco a poner orden en su calle.
Trabajo de los mayordomos de la procesión,
que unen en una misma sección lo que habían sido nazarenos del Cristo y nazarenos de la Virgen.
Ahora son nazarenos de la cofradía
Los tronos en paralelo avanzan.
En los últimos metros la cofradía se hace más hermandad que nunca;
en orden, hechos una piña, cada cual repasa sus vivencias y reza las últimas oraciones del recorrido.
Las gotas de cera quedarán sobre el asfalto como testigo de lo vivido.

Llega el encierro en la puerta de la iglesia.
Últimas mecidas,
marchas finales,
tintineo de campanillas.

¿Por qué tanta fiesta si Jesús muere dentro de una semana?

Efectivamente,
Jesús morirá en una semana, pero al tercer día resucita.
Y eso es lo que ya se está celebrando.
Porque el sabio pueblo
sabe que el hijo de Dios resucitará entre los muerto

No hay que olvidar que la celebración de la Semana Santa sólo tiene sentido con la resurrección.

No hay que olvidar que la Semana Santa pierde su sentido si no existe una verdadera creencia.
Quien lo celebre como una simple manifestación folclórica, está en su derecho, pero no estará celebrando la Semana Santa.

Que la luna de Nisán nos contemple para poder cantar saetas a la Virgen y gritar por muchos años a los cuatro vientos:

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como era en un principio ahora y siempre,
“per secula seculorum”.

Amén.

HE DICHO

Muchas gracias

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